Hace una ouija para pedirle el aguinaldo a su difunta abuela
Hugo, un niño de 14 años de Guadalajara, hizo anoche la ouija a escondidas de sus padres para comunicarse con su querida y difunta abuela. La abuela Cuca, como la llamaban, falleció a mediados de este año cuando iba a cumplir los 88, pero no llegó a comer el turrón. Su nieto la echaba mucho de menos, a ella y a su generosa propina de Navidad.
Todas las navidades Cuca repartía entre sus nietos el aguinaldo, la friolera de 200 euros por cabeza. Eso da para muchas pipas y chuches. Tantas que Hugo no se lo pensó dos veces, compró un tablero de ouija y se puso manos a la obra. La primera pregunta que hizo fue muy directa: “Abuela, te echo de menos ¿me has dejado el aguinaldo en algún cajón escondido?”
Pero Cuca no dio señales de vida. Los padres de Hugo entraron a la habitación nada más formular la primera pregunta y truncaron su plan financiero. Quien sabe si su abuela dejó la propina en algún rincón inhóspito de la casa o ahora lo reparte entre los ángeles del cielo. La verdad está ahí fuera.